En la siguiente historia, la historia de Fabrizio podrás encontrar valores que perdemos los padres por aferrarnos a los moldes tradicionales de las anteriores generaciones. Comparte este Devocional para jóvenes.
Historia para valorar a un hijo.
Escucha el podcast, luego lee la aplicación escrita y toma el valor que Dios te quiere dar como joven. Quizá luego quieras compartirlo con tus padres o con otros jóvenes que necesiten valorarse en sus talentos.
La historia de Fabrizio:
En el tranquilo vecindario donde Fabrizio reside, su presencia es tan discreta como su figura esbelta. Este joven, de compañía selecta y encuentros esporádicos con amigos para disfrutar de las pequeñas alegrías de la vida, carga el peso de un estigma familiar. A los ojos de su padre, un hombre de robusta crianza campesina, Fabrizio parece no cumplir con el arquetipo del «verdadero hombre» que trabaja incansablemente bajo el sol. La dedicación de Fabrizio al mundo digital es una fuente de conflicto y desencuentro con su padre, quien, a pesar del profundo amor que le profesa, no logra valorar las virtudes de su hijo.

No es que Fabrizio descuide sus responsabilidades ni su contribución al hogar, pero su padre, aferrado a su visión de la vida tradicional, omite reconocer las múltiples facetas de su hijo. Aquel joven, que con diligencia y destreza maneja las finanzas y la logística familiar a través de la tecnología, se ha convertido en el pilar invisible de su hogar.
El hermano mayor, Gerardo, quien sigue los pasos del padre en el campo, se lleva las miradas de aprobación y el reconocimiento que Fabrizio, en silencio, también merece. Gerardo, con sus negociaciones y su labor en la finca, representa para su padre la encarnación de la laboriosidad y el respeto familiar.
Sin embargo, la vida está a punto de revelar el valor de lo no visto. Un desafortunado incidente financiero pone a prueba la unidad y el futuro de la familia. En ese momento crítico, es Fabrizio, a quien su padre despectivamente llamaba «mariquita frente al computador», quien se erige como el salvador del legado familiar. En menos de un día, este joven menudo y menospreciado demuestra su valía, restableciendo la seguridad financiera y protegiendo el fruto del arduo trabajo de su familia.
El padre de Fabrizio, frente a la inminente ruina, encuentra en su hijo menor la gracia y el talento que Dios le había otorgado. La adversidad le enseña una valiosa lección: no menospreciar lo que desconoce. La diversidad de dones que Dios nos da, como nos recuerda el apóstol Pedro, se manifiesta en una multitud de talentos únicos y complementarios.
La historia de Fabrizio es un eco moderno del joven David, aquel pastor que fue menospreciado por su propio padre y hermanos. Del mismo modo que David, con su corazón puro y sus manos hábiles, fue elevado por Dios para liderar una nación, Fabrizio, en la intimidad de su hogar y a través de la pantalla de un ordenador, se convierte en el guardián silencioso de su familia.
Así como David compuso salmos que resonarían a través de los siglos, Fabrizio teje, con paciencia y sabiduría, la red que sostiene y nutre la vida de los suyos. Ambos, en su humilde servicio, demuestran que la verdadera grandeza a menudo se encuentra en aquellos lugares y corazones que el mundo suele pasar por alto.
Conclusión de este devocional para jóvenes:
Padres, que esta historia sirva de inspiración para mirar más allá de las apariencias y las expectativas. Que el amor y el respeto que profesamos a nuestros hijos les permita florecer en la plenitud de sus dones divinos. No subestimemos el valor de lo que es diferente, pues en esa diferencia a menudo reside la fuerza que Dios ha dispuesto para bendición de todos.