Se habla de Dios.

Ella es Gloria Valencia de Castaño. Para quienes no son colombianos y para las personas de esta generación solo es una señora que abraza a otro señor un poco más joven. Bueno esa señora es un icono de la historia de la televisión colombiana y ése señor que la abraza soy yo.

Los iconos de la televisión colombiana.

Su esposo hizo parte de la fundación de la televisión en nuestro país y como pareja desarrollaron grandes proyectos televisivos como Naturalia “La historia de los animales y los animales en la historia”. 

Si eres “edición platino” o sea, tienes o estás cerca de los cincuenta, muy seguramente fuiste de los que sentado en el piso, en tu ancho televisor a blanco y negro veías la enorme belleza de esta mujer en la plenitud de la vida inculcándonos el amor por los animales en su maravilloso programa de los miércoles.

Es en un estudio de televisión de RCN (Radio Cadena Nacional) donde luego de un café, tuvimos una amable conversación en la que intercambios mutuos elogios; yo manifestándole mi admiración por haberme hecho la infancia  divertida y educativa y ella devolviéndome “los favores” por hacerle su vejez entretenida en mis largas jornadas de chistes que acompañaban sus noches de insomnio.

Jose-ordoñez-y-Gloria-Valencia-de-CastañoFue tanto el reparto de ponderaciones de lado y lado que hasta me permitió echarle el brazo cual confianzudo nieto y sonreírle a la cámara que nos proponía postergar ese momento, por lo menos hasta el día de hoy.

Te debe haber asaltado la pregunta sobre la frase que me colinda la tetilla izquierda. Los detractores de mi fe cristiana abandonan con facilidad los detalles de la imagen no sin antes decir cosas como: “Ahí está pinta’o el Ordóñez, queriendo meternos por los ojos su religión”.

Y tienen razón al pensarlo. Se me ha acusado de recalcitrante con el tema de hablar de Dios, tanto, que cuando mi amigo J. Mario Valencia me invitó a una mañana de humor y me encontré a esta amable señora en uno de los pasillos de la televisora, orondo saque pecho y le competí al gran Juanes que andaba con la suya por el mundo: “Se habla español”.

Juanes y su camiseta: «Se habla español»

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El mensaje de Juanes, que era como: “No sé hablar, ni me interesa hablar inglés”, empezó a llamar la atención y creo que fue parte de una estrategia publicitaria que le dio buenos réditos en toda Latinoamérica hasta que, alguien, acertadamente le dijo que si quería conquistar el mercado anglo debía aprender inglés. Y lo aprendió, y pronto abandonó su icónica camiseta olvidando aquel asunto.

Yo, no abandoné la mía hasta que se puso amarillenta y la muchacha del servicio, en un arranque de supremo descuido la metió en límpido y le quitó por completo el amarillo… ¡Y las letras!

A ella casi le cuesta el puesto tamaño atrevimiento y a mí casi me cuesta el repudio general de los medios el que la llevara a cuanto programa y entrevista me invitaban.

Quizá acabas de entender una de las razones por las que poco a poco esas invitaciones se han hecho mucho menos frecuentes, pero ando todavía aquí, recalcitrante, fanático, difícil de callar con el asunto. Ya todos en Colombia y algunos países saben que si me llevan nuevamente a un estudio de grabación mis anfitriones entenderán que los haré reír con mis ocurrencias y mis chistes, pero no dudaré en aprovechar cualquier escondrijo de la temática, cualquier resquicio del tema para derivar la conversación en lo que ahora más me apasiona: hablar de Dios, de su Espíritu Santo que me inspira a escribir cosas como estas, de Su Hijo, de la redención, de su amor y su misericordia, de la paz que me acompaña desde aquel día en que tuve la fortuna y la bendición de empezar a hablar de Él.

Ya me puedo ir a la cama feliz, por lo menos hoy, con este pequeño escrito, he vuelto a mi inevitable hábito de hablar de Dios.

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Mensaje para hablar de Dios

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