¿Alguna vez se te ha tirado un pequeño hijo al piso haciendo una estruendosa pataleta que te vuelve el objetivo de todos a tu alrededor?
¿Sonó demasiado duro el portazo que tu hijo adolescente le dio a la puerta cuando se encerró a gimotear como un niño mimado?
¿No sabes de dónde saca tanta capacidad para hacer lo malo y menos deseo de hacer lo bueno?
¿Qué hacer como padre o como madre cuando tu hijo se sale de casillas? Si te han pasado situaciones como las anteriores pues tienes un hijo, una hija común y corriente, como la mayoría de los niños en el mundo y debes corregirlo y educarlo para que esas pequeñas actitudes no se conviertan en grandes y feas grietas de su personalidad.

¿Por qué le encanta hacer lo malo a mi hijo?
Desde pequeños, mis hijos muestran una inclinación natural hacia el pecado, al igual que yo. Todos nacemos con esa naturaleza pecaminosa latente. A los niños, muchas veces, les atrae precisamente aquello que les pedimos evitar.
Cuando decimos: «No metas el dedo en el enchufe», es casi inevitable que, a partir de ese momento, sientan el impulso de hacer exactamente lo que se les ha pedido no hacer. ¿La razón? Somos pecadores desde nuestro nacimiento. Esto lo expresó el rey David en uno de sus salmos: «Yo sé que soy pecador de nacimiento; pecador, desde que me concibió mi madre. Salmos 51:5» .
Por eso a tu hijo, tanto como a ti les encanta pecar, pero fundamental prestar atención a las actitudes iniciales de nuestros hijos, pues pequeños desajustes en su comportamiento pueden transformarse en grandes desafíos en su personalidad a medida que crecen.
¿Qué es el dominio propio?
El dominio propio es un fruto del Espíritu Santo de Dios que no se reserva únicamente para los adultos; debe cultivarse desde la infancia y fortalecerse a medida que pasan los años.
Tener dominio propio implica controlar tus pensamientos, emociones y acciones, en lugar de ser dominado por ellos.
¿Por qué es importante aprender dominio propio desde la infancia?
Porque es una de las habilidades que Dios ha otorgado al ser humano con inmensos beneficios. Esta capacidad es grandemente recompensada por Dios mediante las bendiciones que recibimos en el futuro. Si logramos que infante vaya adquiriendo autocontrol en los momentos de tentación, lo estaremos ayudando a librar de muchos problemas a lo largo de su vida.
Enseñanza para tu hijo acerca del dominio propio:
Esta reflexión se fundamenta en Proverbios 16:32, que afirma: «Más vale ser paciente que valiente; más vale el dominio propio que conquistar ciudades». Este proverbio, escrito en la época de Salomón, cobra significado especial al considerar que en aquellos tiempos, conquistar una ciudad era sinónimo de prosperidad y enriquecimiento. Las riquezas de las ciudades conquistadas se distribuían prioritariamente entre los militares, comenzando con los de mayor rango y siguiendo el orden jerárquico. Además, se destinaba parte de esas riquezas a las familias de los soldados fallecidos en combate, asegurando así un sustento para las viudas y huérfanos. Por ello, tener hijos varones era una garantía de bienestar económico para muchas familias.
La conquista de una ciudad impulsaba considerablemente la economía de una nación. Sin embargo, Salomón destaca que el verdadero valor radica en el individuo que posee dominio propio, situándolo por encima de tales hazañas. ¡Piensa en la importancia que el dominio propio debe tener!
En contraposición, el descontrol personal tiene consecuencias negativas. Lo evidencia Proverbios 25:28 al mencionar: «Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.»
Al meditar en ambos versículos, es claro que somos nosotros quienes elegimos el tipo de vida que deseamos llevar. ¿No lo crees así?
Beneficios de ejercer dominio propio:
El dominio propio es una herramienta vital que te fortalece para resistir el pecado constantemente. Te brinda el espacio para reflexionar antes de actuar impulsivamente y te posiciona ventajosamente respecto a quienes no lo practican.
No obstante, antes de sugerirte que inculques en tu hijo la importancia del dominio propio, reflexionemos acerca de ti mismo. Sí, porque vas a pedirle a tu hijo que tenga autocontrol, pero consideremos primero los desafíos diarios que tú enfrentas como padre o madre:
Ejemplos de autocontrol en un adulto:
– Evitar replicar a otro conductor el gesto agresivo que te hizo: si te corta el paso, resistir la tentación de hacer lo mismo.
– Moderación en la alimentación, especialmente en la cena y en el consumo de comida rápida.
– Control en la ingesta de alcohol o en otros hábitos nocivos.
– Abstenerse de responder agresión con agresión.
– Gestionar adecuadamente el enojo. Hay quienes tienen poco aguante.
– Resistir el impulso de difundir noticias o rumores sobre otros, evitando caer en chismes.
Dicho esto, si conoces la lucha interna que implica mantener el dominio propio, imagina por un momento a tu hijo enfrentando esos mismos desafíos. Él, igual que tú, siente el fuerte impulso de satisfacer sus deseos inmediatos.
Ejemplos de dominio propio en un niño pequeño:
– Completa la tarea antes de levantarte de la mesa para jugar.
– Al irte a la cama, haz un esfuerzo por relajarte y dormirte.
– Espera a que los adultos concluyan su conversación antes de intervenir.
– Utiliza y devuelve cada objeto a su lugar correspondiente, como tus juguetes y cuadernos.
– Gestiona tus emociones en situaciones frustrantes: evita gritar o hacer berrinches.
– Mantente tranquilo y comportado en el automóvil familiar (un espacio donde muchos niños suelen perder el control).
– Termina tus juegos en el horario establecido.
Versículos que enseñan dominio propio a los niños:
Gálatas 5:22-23:
«El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley contra estas cosas.»
Esto significa que nadie puede reprochar a alguien por mantener la calma, evitar la ofensa o esperar el momento adecuado para responder. Estas actitudes no pueden ser juzgadas negativamente.
2 Timoteo 1:7:
«Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio.»
La clave para actuar con la sensatez que brinda el dominio propio es estar bajo la guía del Espíritu Santo. Personalmente, cuando siento que una discusión con mi esposa Yasmith está por estallar (lo que ocurre con frecuencia), busco conectarme con Dios.
Tito 1:8:
«Debe ser hospitalario, amante de lo bueno, sensato, justo, santo y dueño de sí mismo.»
Aquí, el apóstol Pablo destaca las cualidades de un buen líder al servicio de Dios.
Filipenses 4:11-13:
«He aprendido a estar contento en cualquier situación, ya sea con mucho o con poco. He aprendido a estar satisfecho en cualquier circunstancia, ya sea en abundancia o en escasez. Pues todo lo puedo en Cristo que me fortalece.»
Enseñar a los hijos a valorar y estar contentos con lo que tienen es parte esencial del dominio propio. No debemos caer en el consumismo ni saturar a nuestros hijos con innumerables posesiones. Como padres, es nuestro deber enseñarles a apreciar y cuidar lo que Dios les ha proporcionado.
¿Por qué es importante que los niños aprendan versículos?
Deuteronomio 6 nos da una directriz sobre la educación basada en la Palabra de Dios. Es esencial repetir instrucciones complementadas con versículos que se puedan ver y leer en distintas partes del hogar.
Deuteronomio 6: 6-8
6 Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando.
7 Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
8 Átalas a tus manos como un signo, llévalas en tu frente como una marca y
9 escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.
No es necesario que les presentes los versículos en las versiones destinadas a adultos. Puedes adaptarlos, parafrasearlos o relatarlos como cuentos en momentos cotidianos como la hora de dormir o durante las comidas.
Historias para contarles a los niños y enseñarles dominio propio:
1a Samuel capítulo 13.
La historia narra cómo los ejércitos de Saúl y los Filisteos estaban al borde de un enfrentamiento. La impulsividad y falta de dominio propio de Saúl convirtieron al ejército hebreo en un conjunto de hombres temerosos en retirada. Aquel día, Samuel anunció a Saúl que ya no sería el monarca de Israel, ya que su liderazgo sería transferido a alguien con un corazón conforme al corazón de Dios.
Hechos capítulo 7.
Esteban, al ser acusado injustamente, da una demostración admirable de dominio propio, respondiendo con sabiduría a sus detractores. En su defensa, narra la constancia y fidelidad de Dios hacia su pueblo, y cómo finalmente fue martirizado, con su ropa dejada a los pies de un joven llamado Saulo de Tarso. Este capítulo ofrece ricas narrativas para enseñar sobre el autocontrol.
Ester capítulo 4.
Ante un edicto real que amenazaba con exterminar a los judíos, Mardoqueo, tío de Ester, manifiesta su desesperación con signos de luto. Ester, sin embargo, le exhorta a mantener la serenidad, proponiendo un ayuno y esperando el respaldo divino a su estrategia. Su templanza y autocontrol culminan en la salvación de incontables vidas.
Estos episodios bíblicos son evidencia de la relevancia del dominio propio. Y si exploramos los evangelios, encontraremos que en cada acción y enseñanza de Jesús, el dominio propio es un valor muy importante.
Pero si quieres saber más acerca del dominio propio en los niños, en la segunda clase del curso taller de cómo educar y disciplinar hijos de la comunidad digital cristiana lo encontrarás. Ingresa por aquí.
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