El “Yoismo” La justificación preferida del pecador.

Vivimos en una era en la que prevalece la justificación propia a nuestras acciones pecaminosas. Nos creemos buenos, creemos que las pocas cosas buenas que hacemos Dios nos las tendrá en cuenta para justificarnos. Y no es así.

El auge del “Yoismo” en nuestra sociedad.

El “Yoismo” ha emergido como una respuesta cultural a la necesidad de afirmarse en medio de un mundo caótico. En el centro de esta filosofía está la creencia de que el individuo es inherentemente bueno y que cualquier error o desliz puede justificarse con facilidad. Se argumenta: “No soy perfecto, pero tampoco soy tan malo”. Esta mentalidad, aunque comprensible, a menudo se aleja del estándar bíblico de rectitud.

Gente pecadora que dice no ser tan pecadora y que cree que eso le hace buena. Excusas humanas  de personas pecadoras que se comparan con los demás para sentirse bien delante de los hombres y delante de Dios.

Sus frases preferidas son: «Yo no le hago mal a nadie», «Yo intento ser bueno», «Yo no he matado a nadie», «Hay mucha gente mala por ahí, yo no soy como ellos».

El "yoismo" la justificación preferida del pecadorDios y la verdadera medida de la justicia.

Dios, en Su infinita sabiduría y justicia, no nos compara con otros humanos para determinar nuestra bondad. Él nos compara con Su perfecta santidad. Salmos 143:2 (NVI) dice: «…Ante Tí nadie puede alegar inocencia». Esto nos desafía a mirar más allá de nuestras comparaciones terrenales y a considerar cómo nos vemos ante los ojos de Dios.

Lo importante no es la apreciación que la gente tiene acerca del pecado sino qué dice la Palabra de Dios sobre el pecado. Los humanos no podemos justificarnos según nuestros puntos de vista. Cuando cometemos un pecado, buscamos compararnos con alguien en peor situación para sentirnos mejor.

¡Cómo nos gusta compararnos con el inferior!

Para sentirme flaco busco un gordito por allí y me comparo con él, soy alto si busco una persona de baja estatura y me paro frente a él. Me sentiría mejor si me voy para la cárcel y comparo mis pecados con los condenados a cadena perpetua. Es una forma de adormecer a mi conciencia.

¿Qué es la conciencia humana?

La mayoría de nosotros tenemos un concepto de conciencia equivocado. La conciencia es una herramienta que Dios nos ha dado para discernir el bien del mal. Romanos 2:15 (NVI) nos dice que nuestra conciencia da testimonio, nos acusa o incluso nos defiende. No obstante, vivir según la conciencia no es suficiente si no está alineada con la verdad de Dios.

La perspectiva de Jesús sobre la justicia.

Jesús, durante su ministerio, a menudo desafiaba las condiciones de vida, las normas sociales y religiosas. Nos enseñó que la verdadera justicia va más allá de las acciones externas y llega al corazón. «Porque les digo a ustedes que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere la de los fariseos y la de los maestros de la Ley.» Mateo 5:20 (NVI)

Allí el Señor nos advierte sobre la insuficiencia de nuestra propia justicia y nos señala la necesidad de un cambio interno.

Ser humildes y decir no justificar nuestro pecado.

Reconocer nuestro pecado y necesidad de gracia es el primer paso para comprender la verdadera justicia de Dios. Es fácil caer en la trampa de la autojustificación: «Yo no le hago mal a nadie», «Yo no soy tan malo», «Yo no he matado a nadie», «Yo siempre intento hacer lo bueno»; son la respuesta preferida que los orgullosos que basan su fe en su «buen comportamiento», pero la Biblia nos llama a la humildad, reconociendo que aparte de Dios, no somos nada.

El papel del arrepentimiento y la gracia.

La autojustificación puede ser un obstáculo para el arrepentimiento. Reconocer nuestra necesidad de gracia y buscar el perdón de Dios es esencial para vivir una vida alineada con Su voluntad.

Conclusión:
Mientras que la autojustificación puede ofrecer un alivio temporal, no nos proporciona la paz y la seguridad que proviene de vivir en rectitud ante Dios. Aunque es un desafío, alinear nuestra perspectiva con la de Dios y vivir según sus estándares es el camino hacia una vida verdaderamente justa y significativa.

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