Como un padre amoroso, y por beneficio del matrimonio, constantemente Dios me regaña.. y a mi esposa también.
¿Cómo tener un matrimonio en obediencia a Dios?
Rindiendo cuentas, sincerándonos a solas con Él, reconociendo que tenemos malos días y malos comportamientos con la pareja que se nos ha entregado. Para eso es necesario tener la sana costumbre de pasar un tiempo a solas de manera diaria para que El Espíritu Santo nos deje ver los diferentes procederes que tuvimos en medio del conflicto. En esos momentos no es tu mente la que debe juzgar lo que pasó, debes dejar que Dios te hable para que te haga sentir el peso de tus equivocaciones o los errores de tu cónyuge que debes estar dispuesto(a) a perdonar.
¿Es sano tener discusiones en pareja?
Como ya lo he referido en varias oportunidades, el conflicto llevado de la manera adecuada es sano y bueno para el crecimiento de la relación entre esposos. Fíjate que hice énfasis en “de la manera adecuada”, porque hay una manera en que debemos enfrentar el conflicto con nuestro cónyuge. Mira este versículo:
Efesios 4:26.
Si se enojan, no pequen. No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol.
(versión NVI)
Quiere decir que Dios si nos da la oportunidad de tener diferencias matrimoniales y estar enojados, pero que ese enojo no nos debe dar pie a pecar.
Y ¿Qué es pecar con el enojo?
Te elaboré una pequeña lista, como siempre, esperando que tú la amplíes con otros tantas frases y pensamiento más:
Peco estando enojado/a cuando:
- Uso el tono inadecuado en la conversación (gritos).
- Me quedo callado y no hablo para aportar a la solución.
- Abandono la discusión dejando a mi cónyuge con muchas dudas y en medio de su soledad.
- Cuando recuerdo cosas del pasado para sumarlas al conflicto actual.
- Violento físicamente a mi cónyuge.
Entonces ¿Qué debo hacer cuando me enojo mucho con mi cónyuge?
Bueno, también elaboré otra lista, esta es de posibles actitudes que debemos adoptar a la hora del problema con la pareja:
- Escuchar atentamente a la otra persona.
- Poner cuidado a sus demandas y argumentos mientras pienso cómo beneficiarle.
- No gritar.
- No juzgar.
- No calificar con adjetivos que la degraden.
- No quitarle su dignidad como hijo(a) de Dios.
- No abandonar la discusión sin antes haber propuesto varias alternativas de solución.
- Pedir un tiempo para consultarlo consigo mismo y con Dios.
- Al final del pleito, y aunque no se resuelva, dejar en claro el amor que tengo por esa persona y que el problema que estamos enfrentando no es más grande que el amor que le tengo.
- Orar a Dios pidiendo paciencia y sabiduría.
Puedes poner tus propias frases y aumentar esta lista.
Ahora sí, aquí tienes el podcast en donde cuento algunas cosas que pasan cuando discuto con mi esposa. Disfrútalo, deja un comentario y ojalá lo califiques con 5 estrellas, eso hará que la plataforma lo muestre aún más.
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