Los hombres generalmente tienen muchas luchas mentales, asuntos a los que les cuesta acomodarse, dentro de ellos está este, es un constante cuestionarse por el hecho de que su esposa devengue más salario y aporte más economía al hogar.
El complejo del macho productor.Venimos de una crianza en donde al mismo padre de familia le escuchábamos frases como: “El día que usted dé de comer en esta casa manda”. Entonces asociamos el gobierno, la autoridad y el valor de un cónyuge a la capacidad de producir dividendos, y esto es falso.Todos los miembros de una familia son iguales, independientemente del rol que desempeñen o de su aporte económico.
Es que, si doy menos dinero siento que tengo menos autoridad para gobernar.Además es una trampa mental que la sociedad ha querido enquistar en la mente de los hombres. Para atacar este complejo masculino habremos de decirlo claramente: “El hombre gobierna su hogar independientemente de la cuantía en su aporte económico”. Es raro decirlo, pero es así. La Palabra de Dios no estipula que el hombre deja de gobernar su casa por sus posibles fallas o debilidades, simplemente debe gobernarla, y hacerlo bien.
Si le diéramos un valor desmedido a la capacidad de aportar más dinero a la casa se crearía una constante y fatigante lucha por conseguir más dinero que terminaría en: menos tiempo de calidad para la familia, aumento en las discusiones económicas y una final desorientación al rumbo que debe tener el núcleo familiar, pues mientras la mujer gane más se toma la dirección que ella propone, pero el día en que el hombre gane más, ése rumbo se vería inmediatamente modificado.
Hay talentos, habilidades o proyectos que demandan tiempo para ser productivos.En ocasiones ella gana más porque él aún no ha terminado su preparación académica, en ocasiones él tiene un talento especial que necesita madurarse en una oportunidad que se está buscando. Este fue mi caso, Yasmith y mi suegra me ayudaron en el comienzo de mi matrimonio porque no era fácil encontrar trabajo como comediante. Una vez obtuve una oportunidad adecuada pude tomar las riendas económicas de mi familia, pero hubo un tiempo en que fui muy improductivo, fue entonces cuando Yasmith asumió en algunas oportunidades un momentáneo rol de proveedora. Reconozco que eso me hacía sentir incómodo, esa incomodidad era lógica y buena. Pero la incomodidad no hizo que yo me sintiera menos.
¿Tú esposa gana más que tú? Dios te está enseñando humildad.Bueno, Dios está queriendo que los dos aprendan a ser humildes. La mujer no debe sentirse superior por aportar mayor economía a la casa, ni el hombre debe sentirse inferior por ello.
Nunca humilles a tu cónyuge solo porque ganas más dinero.Acuérdate de la justicia de Dios que dice:
Gálatas 6: 77 No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra.
En los muchos años que dura un matrimonio puede darse el caso de que esa situación se torne inversa: quien ganaba más ahora gana menos. Créeme he conocido casos en donde el hombre, cuando tenía un buen trabajo, un buen salario humillaba a su esposa, de pronto sufrió un descalabro económico, o una enfermedad, o un accidente, y fue entonces cuando tuvo que bajar la cabeza arrepentido y en muchas ocasiones su esposa terminó cobrándole con la misma moneda todo su mal proceder.Hoy produces, quizá mañana no. Ten la humildad de proveer sin sentir que esto te da un valor desmedido que verdaderamente no tienes.
¿Devengas poco por tu pereza?Descartemos que no estás en esta situación por tu pecado.O sea, ganas menos, porque trabajas menos. Te da pereza salir a buscar trabajo, tu esposa no para de darte extensos sermones por tu falta de interés en salir a intentar mejorar tu situación económica, pues si es así debes ponerte sobre la brecha y decididamente asumir tus responsabilidades como Dios las ordena. Mira este versículo:1a Timoteo 5:8
8 El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.
Recuerda que, a las mujeres les gusta ver a sus esposos comprometidos en cumplir las expectativas económicas de un hogar. Pero descartemos que ese no sea tu caso (Bueno, espero).
hablemo de…El valor de un cónyuge.Entiendo que estás experimentando una lucha interior constante debido a que tu esposa provee la mayor cantidad de recursos económicos para tu hogar. Sin embargo, es importante que reconozcas que ambos son iguales en el matrimonio y que lo importante es el trabajo en equipo y la colaboración mutua.Nada altera el valor de los cónyuges, mucho menos el dinero. No le demos al dinero la capacidad de valorizar a un cónyuge.Hay cosas que valen más que el dinero, por ejemplo: el tiempo que se pasa con los hijos. Si tu esposa aporta más dinero para la casa pero eso te da más tiempo para acompañar a tus hijos en todas sus necesidades están haciendo una buena labor.
Conozco hogares donde los cónyuges están trenzados en esa eterna lucha de intentar ganar más dinero que el otro y he visto como sus hijos se crían en una amarga soledad, sus padres no son partícipes de su mundo, nunca tienen tiempo para acompañarlos en las luchas propias de la adolescencia, la juventud; aún de la misma niñez, ¿Por qué? Están concentrados en hacer dinero, y eso es triste.Ahora..El rol de proveedor no se limita a la cantidad de ingresos que tenga, sino a la responsabilidad de asegurarse de que la familia tenga lo necesario para vivir y muchas veces esas necesidades son más afectivas que económicas.
Pregunta: Cuando tienes altercados con tu esposa y discuten, ¿Se menciona esa diferencia económica?Porque, si este es el caso, debes hablar con tu esposa para que entienda el principio bíblico de que todos somos iguales delante de Dios independientemente de la capacidad de aportar económicamente.Mira lo que dice la Biblia al respecto:Gálatas 3:26“26 Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, 27 porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. 28 Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.”
Busco trabajo desesperadamente.Es importante también que tengas en cuenta que buscar más trabajo no siempre es la respuesta. Tómate el tiempo para evaluar tus prioridades y encontrar un equilibrio que funcione para ti y tu familia. Recuerda que tu papel como esposo y padre es más importante que el trabajo que realizas para aportar a la economía, no todos los hombres tienen la bendición de tener una esposa aportante a la economía del hogar.Por último, te animo a seguir orando y confiando en Dios. Él tiene un plan perfecto para ti y tu familia. Pídele sabiduría y dirección para tomar las mejores decisiones para tu hogar.Que Dios te bendiga y te guíe en este proceso.
Recompensa y reconoce la importante ayuda que tu esposa te da.
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163 | Tu vida tiene un propósito, ¡Reenfócate!
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Dios tiene un propósito con tu vida, conocerlo y entenderlo, te permitirá vivir tu tiempo en la tierra de una forma diferente.
En el episodio del día de hoy, el pastor José Ordóñez nos habla…